García Márquez, en una de sus más peculiares obras, toma una cita de Tomás de Aquino para dar entrada a su magnífica novela Del amor y otros demonios:
En el prólogo, García Márquez, comenta el hecho periodístico (con toda probabilidad ficticio) que le permite posteriormente desarrollar su novela. En estas primeras páginas el autor es testigo de como se vacían las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara de Cartagena de Indias, presenciando un hecho cuando menos asombroso, cuando se abre una de las criptas:
"Parece que los cabellos han de resucitar mucho menos que las otras partes del cuerpo"
Aunque dicha referencia parece extraída de Summa Theologiae, admito que no he sido capaz de localizar el texto en cuestión, aunque si he encontrado en esas páginas muchas e interesantes reflexiones sobre la resurrección y el papel que las uñas y el cabello jugarán en la misma.De la integridad de los cuerpos resucitados, (cuestión 80, cap. 5)
En el prólogo, García Márquez, comenta el hecho periodístico (con toda probabilidad ficticio) que le permite posteriormente desarrollar su novela. En estas primeras páginas el autor es testigo de como se vacían las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara de Cartagena de Indias, presenciando un hecho cuando menos asombroso, cuando se abre una de las criptas:
"... La lápida saltó en pedazos al primer golpe de la piocha,
y una cabellera viva de un color de cobre intenso se derramó
fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa
con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraban de ella
más larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas
hebras todavía prendidas a un cráneo de niña.
y una cabellera viva de un color de cobre intenso se derramó
fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa
con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraban de ella
más larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas
hebras todavía prendidas a un cráneo de niña.
En la hornacina no quedó nada más que unos huesecillos
menudos y dispersos, y en la lápida de cantería carcomida por el
salitre sólo era legible un nombre sin apellidos: Sierva María de
Todos los Ángeles. Extendida en el suelo, la cabellera espléndida
medía veintidós metros con once centímetros.
El maestro de obra me explicó sin asombro que el cabello
humano crecía un centímetro por mes hasta después de la
muerte, y veintidós metros le parecieron un buen promedio para
doscientos años. ..."
Pero, ¿qué hay de cierto en la creencia popular de que el cabello y las uñas siguen creciendo aún después del fallecimiento de la persona?. O mejor aún, ¿de donde proviene dicha creencia?.
Para empezar, el pelo y las uñas. hacen parte de las llamadas Faneras y son estructuras generadas por células epiteliales queratinizadas (contienen queratina, que es una proteína con estructura fibrosa), aunque la parte visible de las mismas no sea propiamente una célula. Son fundamentalmente microfibrillas de queratina rica en azufre y una matriz amorfa que recuerda a las células que una vez la sintetizó. Esto hace que pensemos en ellas como elementos "muertos" en cierto modo, pero como es obvio precisan de células (en el folículo piloso y en la matriz ungueal) para producir pelos y uñas respectivamente. El pelo crece a una velocidad de aproximadamente 1 cm al mes(1) y la uña lo hace a aproximadamente 0,1 mm por día(2). Naturalmente necesitan, como cualquier otra célula, un sustrato metabólico para funcionar. Sin este aporte estas células simplemente mueren.